jueves, 28 de febrero de 2008

Poemas Celebres - Paul Verlaine

La Delicadeza

A los dioses y a los héroes nos igualan y
al lograr que seamos los únicos dandis
conviertes nuestro orgullo en cumbres radiantes
dejando de ser foco de incendios turbios.

Astro vivo de suaves rayos, brillas y luces
en el horizonte sombrío de una honda tristeza,
gracias a ti nos estima del Dios celoso,
¡la elegida flor del bien, Delicadeza!

Tanta altivez tienes, tanto púdico pudor
que imposible te resulta ruborizarte,
venciendo por tu ardor sereno,
virgen que todo supo y pacifica guerrera.

Música del alma eres y perfume de lo espiritual,
virtud que sólo es un nombre, pero del ángel,
noble dama que hacía el sonriente cielo guía
nuestro inmenso esfuerzo apartándolo del fango.


Arte Poético

¡Ante todo loa música, con
primacía el verso impar,
más suelto y más libre en su vuelo,
sin ningún peso o afectación.

Precisas elegir palabras
con su corona de vaguedad:
hermosa es la canción gris
que junta a lo Ambiguo y a lo Preciso.

Es como hermosos ojos tras un velo,
con la luz temblante del mediodía,
como un cielo de suave otoño
con aleteo azul de estrellas claras!

Ansiamos además Matices,
¡no el Color sino lo Matizado!
¡Sólo así se armonizan sueños con sueños
y flautas con caracolas!

¡Huye siempre de chistes torpes,
de Burlas crueles y de Risas impuras
que al mismo azur hacen llorar,
huye del aderezo en la bazofia!

¡Estrangula a la elocuencia!
Y bien harías, con energía,
en aplacar la Rima,
si la descuidas, ¿adonde te llevará?

¿Quién dirá el daño de la Rima?
¿Qué niño sordo o qué negro alocado
nos forjaron esa bisutería
tan falsa y hueca bajo la lima?

¡Música, ahora y siempre!
Preocúpate del verso, de sus alas,
y que se les vea irse desde su alma
hacia otros cielos, a otros amores.

Que en los crispados vientos del día
sea tu canto la buena nueva esparcida,
que a menta y a tomillo huela…
lo demás es sólo literatura.


Claro de luna

Delicioso paisaje es vuestra alma
con el canto de máscaras y disfraces
que tañen sus laúdes y bailan aunque
tristes bajo sus ropas multicolores.

Esos seres aunque en modo menor canten
al amor victorioso y a la vid oportuna
no parecen creer en su felicidad
y unen sus cantos al claro de luna,

Al sereno, triste y hermoso claro de luna
que hace soñar a los pájaros en los árboles
y sollozar de éxtasis a los altos surtidores,
esbeltos juegos de agua entre los mármoles.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Frases Celebres de Sabiduria

1.- El que yo tenga cariño, y muchas veces demasiado cariño, a la sabiduría, obedece al hecho de que me recuerda a la vida. Tiene ella el mismo mirar, la misma risa ¿ qué culpa tengo yo de que las dos se parezcan tanto?. (Friedrich Nietzsche)

2.- Sólo la propia y personal experiencia hace al hombre sabio. (Sigmund Freíd)

3.- Sabio es aquel que constantemente se maravilla. (André Gide)

4.- Nada tan estúpido como vencer; el verdadero triunfo esta en convencer. (Victor Hugo)

5.- El sabio cuida principalmente de la raíz. (Confucio)

6.- El verdadero sabio sólo es riguroso consigo mismo; con los demás es amable. (Plutarco)

7.- Cuánto más se eleva un hombre, más pequeño les parece a los que no saben volar. (Friedrich Nietzsche)

8.- Obrar es fácil, pensar es difícil; pero obrar según se piensa, es aún más difícil. (Goethe)

9.- Mantente ávido por saber y tal vez llegarás a ser sabio. (Isócrates)

10.- Excelente cosa es tener la fuerza de un gigante; pero usar de ella como un gigante es propio de un enano. (William Shakespeare)

11.- Para desembarcar en la isla de la sabiduría hay que navegar en un océano de aflicciones. (Sócrates)


Las Frases Célebres de Sabiduría o Citas Célebres de Sabiduría fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Sabiduría y Citas de Sabiduría)

martes, 26 de febrero de 2008

Libro “El silencio” – Capítulo 5

CULTIVANDO

Es una realidad el medio; el que es expuesto de una manera clara por Ortega y Gasset: “El hombre y sus circunstancias”.
El hombre y su medio, su medio ambiente, con el que tiene que convivir todos los días, y el que a la vez nunca es el mismo.
Varía el hombre, el medio y la relación entre ellos, la cual es a la vez cada vez más compleja.
Como contrapeso en el corazón del hombre, se anida el irremediable deseo de armonía y paz, queriendo además permanecer, crecer, avanzar, disfrutar lo que ha sido capaz de hacer, crear en la tierra, en mundo. Un alma que es morada y un espíritu que lo anima
Una idea, un pensamiento, una hipótesis, una teoría, son cosas que han brotado en el alma, en la mente del hombre. Allí están, allí reposan, hasta que son registradas, escritas, almacenadas afuera de lo que es él; en un libro, por ejemplo.
Estando afuera del hombre y siendo registradas, comunicadas, pertenecen ya a otro ser, pertenecen al ser humanidad. A un cuerpo más grande formado por el conjunto de todos los cuerpos de los monos que miden.
El mundo es un alma abierta con un espíritu. Este espíritu, este ánimo que se esparce en el éter, en las cosas. Una forma de verlo con claridad es en las obras de arte.
Es la primera vez que el espíritu sale de la naturaleza y se convierte en cosa. Una cosa viva. ¿Qué es sino la 9 Sinfonía de Beethoven, La pasión San Mateo de Bach, El Zapato de Van Gogh, La Mona Lisa etc., etc.?
Primero fue el espíritu del universo, luego pasa a ser espíritu de la naturaleza, de la vida, del hombre, y ahora de las cosas.
Un libro está vivo, mantiene encendido imperceptiblemente al espíritu del hombre.
Por mucho tiempo hemos considerado a las cosas como elementos constitutivos de la naturaleza, pero inertes, sin vida. Ahora está apareciendo un tipo de cosa viva: la obra del hombre.
El animal ha sido capaz de convertir a la naturaleza en una cosa útil para su existencia, para su conveniencia. Lo está haciendo desde que brotó sobre la tierra y la ha convertido en su morada.
Una morada que lleva con él. No una casa, ni menos una choza, una morada capaz de hacerlo existir hasta debajo de las aguas del mar, como afuera de la madre tierra, aunque por ahora en forma temporal.
El hombre, como animal que mide y habla, partirá inexorablemente y será nuevamente. Logrará tener la velocidad de desplazamiento de un cometa, para fecundar otros planetas, otras galaxias, otros cielos.
Este ser está alcanzando su madures, aunque aún es un adolescente. Siente dentro de sí la necesidad de partir y ser un ser fecundador. Está siendo expelido por su propio cuerpo.
Su cuerpo mudo lo siente así, pero él se demora siendo espíritu, siendo vida en las cosas, en sus obras, como quien quiere, desea demorarse. Inclusive planta estacas en el seno de su madre, que el viento, que las tormentas de la vida, de la existencia del universo, se las arrebatan. Tan cruda es su realidad, que su propia madre ya falleciente, quiere, desea que su hijo ya maduro, parta, sea hombre.
Mientras aquí permanecemos, creemos, pensamos, obramos, como un hijo ded naturaleza diferente, que tiene otras condiciones, otros desafíos. Eso es el truco, el engaño que nos hace la naturaleza a todos los seres que la ven, que la tratan de ver, comprender y si aún quisiéramos llegar lejos, amarla.
Fue Heráclito el primero que observó, que contemplo al hombre, a la vida, al universo, desde afuera. Luego Nietzsche. Todos lo demás se han entretenido en crear ideas, teorías de lo que somos pero viéndonos desde nosotros, desde el espíritu que se ha almacenado en nosotros. Desde Parménides hasta Haidegger, hasta el mismo Wingestein.
Poder vernos desde afuera es una aventura, es la posibilidad de ver nuestro pasado, nuestro presente y el futuro; no sólo a todos ellos, sino a todos ellos juntos..
Sentir como todas las cosas entran en un sumidero y desaparecen. Todo aquello que tenía gran velocidad o permanecía quieto, es arrastrado, absorbido, para ser nada, para ser silencio nueva – mente.
Sin embargo está el canto del gallo, como nos decía Holan. El canto del niño que reclama una vida, la vida que le pertenece. Una vertiente nueva siempre está surgiendo, está brotando desde dentro y desde afuera de nosotros. Una vida que se hace así misma y que nos engloba, que nos contiene
Una vida que por momentos late dentro de nuestro corazón. Una vida en la que quisieras amar, soñar, pensar, crear e inclusive luchar, pero con los ojos abiertos, sabiendo que si remamos, iremos a un lugar mejor, a un morada; y no perdernos en luchas inútiles: Hölderlin.
El camino de la poesía es un camino posible. Un sendero que se abre, que se ha abierto a los hombres que cultivan dentro de sus almas, aquello se les da para poder ser puesto en palabras y ser transmisible. Una vida nueva, una sangre nueva.
Una vida, una forma de vivir, en donde podamos ver lo que estamos siendo.
El hombre es un ser que se hace así mismo, pero esto cuesta trabajo; pero quiere además placer, el placer de ver no sólo a la obra, sino verse labrarla, conocer lo que labra, aquel ánimo que lo impulsa, que lo expulsa de la quietud, para ser, para permanecer en la intemperie.
Ver al obrador de los obradores no es la meta del antropólogo, sino la del poeta.
Él no solamente quiere verla, sino describirla, atraparla en esas palabras elegidas de lo común, del común de las palabras, sobre y dentro de las cuales coloca, pone, deposita, almacena, de otra forma ya, lo que estamos siendo como mundo.
Alimento presente y futuro para la continuidad; alimento del hombre, del mundo y de lo otro que los hombres ya están cultivando.
Karigüe


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Gracias. Karigüe

lunes, 25 de febrero de 2008

Frases Celebres de Poesia

1.- La poesía es el eco de la melodía en el universo, en el corazón de los humanos. (Rabindranath Tagore)

2.- La historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder. (Aristóteles)

3.- La poesía es más profunda y filosófica que la historia. (Aristóteles)

4.- Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a creerlas. (Galileo Galilei)

5.- En el fondo, un poema no es algo que se ve, sino la luz que nos permite ver, y lo que vemos es la vida. (Robert Penn Warren)

6.- Trato de aplicar colores como palabras que forman poemas, como notas que forman música. (Joan Miró)

7.- Un poema completo es uno donde la emoción ha encontrado su pensamiento y el pensamiento ha encontrado las palabras. (Robert Frost)

8.- La belleza es el único estado legítimo del poema. (Edgar Allan Poe)

9.- La primera tarea del poeta es desanclar en nosotros una materia que quiere soñar. (Gastón Bachelard)

10.- Grande o pequeño, todo hombre es poeta si sabe ver el ideal, más allá de sus actos. (Henrik Johan Visen)

11.- Sobre las olas de la vida, en el vocerío del viento y del agua, el pensamiento del poeta está siempre flotando y bailando. (Rabindranath Tagore)

12.- Todo recuerdo es melancólico, y toda esperanza, alegre. (Novalis)


Las Frases Célebres de Poesía o Citas Célebres de Poesía fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Poesía y Citas de Poesía)

domingo, 24 de febrero de 2008

Reflexión - ¿Qué significa habitar?

Por Raúl Ballbé

Con motivo del homenaje a Romain Rolland escribió Freud una contribución que tituló: "Un trastorno de la memoria en la Acrópolis. Carta abierta a Romain Rolland en ocasión de su septuagésimo aniversario". En este trabajo que data de 1936 nos cuenta Freud una experiencia de su vida, cuando tenía cuarenta y ocho años. Un amigo que visita con su hermano menor en Trieste, les sugiere modificar el itinerario para conocer Atenas y esta perspectiva suscita una extraña desazón en el viajero. De su experiencia en la ciudad griega escribe Freud: "Cuando finalmente la tarde de nuestra llegada me encontré de pie ante la Acrópolis, abarcando el paisaje con la mirada, me vino de pronto el siguiente pensamiento, harto extraño: ¡De modo que todo esto realmente existe, tal como lo hemos aprendido en el colegio! Para describir la situación con mayor exactitud, la persona que expresaba esa observación se apartaba mucho más agudamente de lo que generalmente se advierte, de otra persona que percibía dicha observación y ambas se sentían sorprendidas aunque no por el mismo motivo. La primera se conducía como si bajo el impacto de una observación incuestionable, se viera obligada a creer en algo cuya realidad le hubiera parecido hasta entonces dudosa. Exagerando un tanto la nota podría decir que se comportaba como alguien que paseando a lo largo de Loch Ness, en Escocia, se encontrara de pronto con el cuerpo del famoso monstruo arrojado en la playa y se viera obligado a reconocer: "¡ De modo que realmente existe esa serpiente marina en la que nunca quisimos creer!". La segunda persona, en cambio, se sentía justificadamente sorprendida porque nunca se le había ocurrido que la existencia real de Atenas, de la Acrópolis y del paisaje circundante, pudiera ser jamás objeto de duda. Esperaba oir más bien expresiones de encanto o de admiración".

Freud ante la Acrópolis padece una sensación de extrañamiento que empaña la alegría de estar en tan ansiado lugar, como si todo fuese demasiado hermoso para ser cierto. Nos podríamos preguntar si alguna vez no nos ha ocurrido algo parecido al no poder experimentar el goce que esperábamos y sentir, con cierta irritación, solo indiferencia. Reconocemos los valores, pero nos sentimos incapaces de vivenciarlos. Freud vincula su experiencia en la Acrópolis con los conflictos neuróticos de los que fracasan ante el éxito, es decir, de quienes por un sentimiento de culpa inconsciente evitan lograr lo que desean y no se sienten dignos de la felicidad porque creen no merecerla. El destino, que no depara la satisfacción esperada sino que se presiente amenazador y que le niega el goce al viajero en la sublime ciudad antigua, cumple con la acción punitiva de la conciencia moral, a su vez heredera del conflicto edípico. Así interpreta Freud su desazón de Trieste ante la perspectiva del viaje a Atenas y su vivencia de extrañamiento ante la Acrópolis. El largo viaje y la ansiada meta, Atenas, encubrían el episodio infantil con sus vivencias de culpa y de piedad hacia el padre. El habitar del viajero está amenazado por una transitoria endeblez de los límites que le confieren seguridad y por eso experimenta extrañeza, pierde el sentido de lo familiar. Freud nos da una imagen del hombre como homo natura y su modo de ser aparece como carácter del acontecer interior signado por el sufrir y el soportar, vivir sine spes et metus como querían los estoicos. Y nos señala el hecho de que las experiencias de la primera infancia condicionan al hombre. Esta decisiva determinación del hombre por el inconsciente, la obligada confrontación plasmadora con las fuertes potencias del mundo exterior y el arraigo originario y unitario del hombre en la natura naturans por esos entes míticos, los instintos, fuerzas de la vida que interminablemente engendra y fenece, nos acercan a la imagen del hombre trágico, no redimido de la antigüedad griega. No parece mera coincidencia que, no lejos de Atenas, cuando el hombre antiguo creía en los mitos, Edipo consumara el parricidio, acontecimiento que apadrina un hecho psicológico en la teoría psicoanalítica y que su autor nos reitera en este ensayo. Esta es una interpretación de una vivencia que implica enajenarse del humano habitar en el mundo.

Pero ¿qué habrá experimentado Calicles en ese mismo lugar, hace ya muchos siglos, al escuchar de boca de Sócrates estas palabras: "Los sabios, Calicles, afirman que el cielo y la tierra, los dioses y los hombres, están ligados, juntos, por la amistad, el respeto del orden, la moderación y la justicia, y por esta razón llaman universo (cosmos) el orden de las cosas, no desorden ni desarreglo"? Estas palabras del Gorgias (507-508) aluden a los pitagóricos, ya que Pitágoras parece que fue el primero en aplicar la palabra cosmos (orden) al universo en la cuádruple relación de participación (Platón emplea en el diálogo la palabra koinonian) de los dioses, los mortales, el cielo y la tierra. En este cuádruple juego habita originariamente el hombre porque el mundo en que mora consiste, precisamente, en la imprescindible relación participativa de los cuatro: los dioses como fundamento de la Divinidad; el cielo surcado por las estrellas, el aparecer y desaparecer del sol y la luna con la luz y la oscuridad funda el tiempo en su transcurrir y en sus manifestaciones de clemencia o inhospitalidad; la tierra con sus frutos y el trabajo del cultivo de sus cosechas y el cuidado de sus animales; y los mortales son los hombres. Se llaman los mortales porque tienen la virtud de morir. Morir significa: la muerte como capacidad de morir, porque la existencia humana en la lucha y juego de la cuádruple relación de cielo y tierra, dioses y mortales es ser para la muerte, como dice Heidegger. La vivencia de extrañamiento de un hombre de este siglo ante la Acrópolis ¿acaso no podría surgir por el olvido del fundamento del habitar, falta que procede de la ausencia de los dioses, considerados descomedidamente por el hombre como meras fantasías primitivas e infantiles; de un cielo, que ya solo es un objeto de la investigación científico natural; de la tierra reducida a un objeto de explotación económica y regida por la planificación tecnológica; y finalmente del hombre mismo quien, perdida su relación con los dioses, la tierra y el cielo, habita en un orden abstracto que oculta el caos?

Es muy significativo que Platón se refiera en ese pasaje del Gorgias a pensadores presocráticos como lo hace Heidegger en nuestro siglo al reflexionar sobre el mundo como cuadruplicidad ("Welt als Geviert"). En 1945 termina la "guerra civil europea" que comienza en 1917 - como muy bien lo fundamenta Nolte - y Platón escribe en esa época crítica que culmina con la derrota de Atenas después de las sangrientas guerras del Peloponeso. Desde el punto de vista morfológico - y no cronológico, claro está - podemos relacionar el fin de la guerra europea con el fin de la guerra del Peloponeso: son épocas de crisis, es decir, épocas en las cuales el hombre se pregunta por los valores fundamentales. Ya no se siente en un mundo familiar sino extraño: ¿qué es entonces lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo, lo justo y lo injusto? Platon recurre a lo intemporal, a lo que no está sujeto al relativismo del tiempo, al concepto, al mundo de las ideas. Y en lo político a una extraña utopía en la que parece desconocer la idiosincrasia de sus propios compatriotas que expone en La República. Pero al mismo tiempo vuelve a los tiempos antiguos para encontrar una unidad perdida. Por eso es, en cierta manera injusto con él Nietzsche, a partir del Origen de la Tragedia, al verlo exclusivamente como un racionalista decadente. Los tiempos que marcaba la historia eran duros ¿Acaso habría de asumir una actitud, ante la misma crisis, como la de su condiscípulo Antístenes (1), el fundador de la escuela cínica, un hippie de la antigüedad? Heidegger, en la crisis de nuestro siglo, se replantea la cuestión ontológica del habitar. La pregunta que nos planteamos es: ¿cual ha llegado a ser el modo del habitar para que cuanto el hombre construye se haya erigido en preocupante amenaza, nudo de problemas, malestar y extrañeza? Para expresarlo en castellano, las palabras habitar (ocupar un lugar, Berceo S. 13), sede, sitio, asentarse, morar nos esclarecen sus orígenes lingüísticos en el verbo ser, esto es, en la temporalización y espacialización de la existencia. Además, habitar deriva del verbo haber, del latín habere. Quien habita ocupa un lugar, vive en él. El existente tiene (haber como tener) un lugar en el sentido de que éste surge donde él está. Donde tú estás nace un lugar, dice Rilke. Y donde tú estás, en el lenguaje del amor, es donde yo estoy. Esta preocupación implica, también, verme en buen hábito - como manera de ser, aspecto, actitud, vestido, disposición física o moral.

El lugar del existente humano es un ahí que para Heidegger significa la apertura del existente en el ente, que entreabre el espacio, que irrumpe en él. Lo define con estas palabras: "El ahí (Da) es el espacio abierto por la irrupción (Einbruch) del hombre. El hombre, entendido como Dasein no es un simple "objeto" presente en el espacio, como una mesa o una piedra, sino el ente que revela, abre el espacio que es, él mismo, espacial, en el sentido que él espacializa". En otro significativo párrafo nos aclara el sentido de irrupción del "ahí": "El hombre - un ente entre otros - hace ciencia. En este hacer acaece nada menos que la irrupción de un ente, llamado hombre, en el todo del ente y, en tal forma, que en esta irrupción y mediante ella queda al descubierto el ente en su qué es y en su cómo es. Esta descubridora irrupción sirve, a su modo, para que por primera vez el ente se recobre a sí mismo".

El hombre se anticipa a ocupar un lugar, es decir, a revelar e iluminar los objetos de su interés, cuidado y preocupación. Así puede disponer de su haberío, que es la "mula" en Aragón, "asno" en Soria y en otras partes cualquier bestia de carga o de labor, colectivo conjunto de animales domésticos, por ser estos los bienes del rústico por excelencia; en Galicia haber es "res vacuna", abere en vasco "ovejas" y avería en Cataluña. Al abrirnos al mundo de la religión, del arte, de la ciencia, de la política, irrumpimos revelando los entes respectivos en su qué y en su cómo son. También habitamos en nuestro trabajo, gustoso o no; en el Templo, con fe o si ella; en nuestro hogar, morando en él, de-morándonos o buscando cualquier pretexto par huir de él; en los puentes, autopistas y aviones para llegar al objeto de nuestro interés u obligación. Porque el hombre habita construye ciudades, caminos y puentes: son lo sitios donde moramos y transitamos, nuestra sede. Y no es azar etimológico señalar que sentarse, asentarse, sede, son las formas originarias y concretísimas de nuestro verbo ser, que luego se ha vuelto tan abstracto y oscuro. El hombre es habitando y porque habita, construye como lo esclarece Heidegger. Pero individual y colectivamente habita de modos muy diversos. Puede habitar en el pensar, en la egoísta voracidad de la lucha por el poder, en la frívola diversión, en la locura. Puede presentarse con mil hábitos y creer ser él mismo. Pero el hombre tiene hábitos porque habita y, solo el pensar, puede elevarse al orden (cosmos) del que todo otro orden emana, por cuyo respeto "el cielo y la tierra, los dioses y los hombres están ligados, juntos". Pues la historia individual y colectiva depende de la elevación del pensar en el orden de las cosas que llaman universo y no desorden ni desarreglo. Su olvido o menosprecio nos acarrea ese profundo sentimiento de extrañeza y de alienación.

Decía G. Marcel que a fines de siglo y a comienzos de éste el mundo aparecía como normalmente constituído: tenía, aparentemente, un ser perfectible por cierto pero estaba en sí mismo "bien hecho". Pero actualmente, en cambio, se siente que "el mundo está roto", como reza el título de uno de sus dramas. Los principios de tal destrucción se hallaban en esa optimista y progresista visión que ocultaba un mundo en que domina la hostilidad, la desconfianza y, por lo tanto, la guerra latente o manifiesta. Recomponer ese mundo y restablecer su unidad perdida, aparece hoy como el imperativo moral y social por excelencia. Pero Marcel delataba la falsa ruta que sigue esa aspiración que se fundamenta en los avances técnicos - sin desconocerles la necesaria importancia - ya que éstos conducen a un concepto falso de unidad. Se pensará que como nunca en la historia el mundo es hoy "uno". La velocidad de las comunicaciones significa la abolición de las distancias: luego de suprimidas se logrará la unidad. Tal razonamiento, en si mismo exacto, no rige para un concepto profundo de unidad, que significa intimidad, identificación espiritual y cosmos.

Es necesario distinguir tres tipos de unidad: a) Unidad por exclusión de características propias, es decir, por empobrecimiento de lo que se unifica. b) Unidad técnica, que conduce a la nivelación de la sociedad, de los modos de vivir, de las costumbres. Semejante homogeneidad social - posibilitada por la técnica puesta al servicio de la política - se llama ideología, inseparable de la propaganda o, mejor dicho, se confunde con ella. Se impone una ideología cuando, por ejemplo, se elige cierta categoría humana como chivo emisario. c) Unidad espiritual donde rige la identidad entre seres personales: uno ama al otro reconociendo sus diferencias e incluso amándolas.

¿Cuál ha llegado a ser el modo de habitar del hombre para que cuanto construye tenga un aspecto amenazante y constituya un nudo de problemas y malestar? El que surge del despliegue de un mundo cada vez más abstracto que no se detiene en la despersonalización del hombre sino que también se extiende al mundo natural y, de este modo, completa la evacuación de contenidos, de calidades. Sobre esto escribe Marcel: "Jamás olvidaré la impresión que experimenté al tomar contacto con un país como Venezuela, en que se tiene el sentimiento de que lo que era un paisaje está en trance de convertirse en taller. Se asiste a una especie de destrucción sistemática, que me atrevería a llamar sacrílega. También he sentido tal impresión de sacrilegio, en un grado más alto aún, en Río de Janeiro, al comprobar que se preparaba la nivelación de colinas sin consideración por la realidad original del sitio. Hay en esto un hecho absolutamente significativo: mientras que en el pasado se moldeaba una ciudad, en cierto modo, sobre un estructura o preestructura natural y la colmaba, es verosímil que veamos construirse, cada vez más y sin consideración alguna por cierta preformación natural, enormes aglomeraciones. No se vacilará en violentar la naturaleza para realizar determinado plan abstracto".

La organización creciente de la sociedad ¿se hará en el sentido de una despersonalización cada vez más acentuada para convertirse en lo que Platón llamaba en La República "gran animal", palabras que en nuestra época nos recuerda Simone Weil cuando dice que una nación no tiene alma; es un gran animal? Tal vez Freud experimentó ese sentimiento de extrañeza, en lo más profundo de su ser, ante esos Templos de la Acrópolis que los dioses habían abandonado. Y Marcel, en su viaje, ante la sacrílega destrucción de la naturaleza y del habitar humano por el imperio del espíritu de abstracción.

Pero no debemos olvidar que "si la ejecución de sueños ancestrales - como escribe Robert Musil - es poder volar con los pájaros y navegar con los peces, penetrar como la broca en los cuerpos de montañas gigantes, enviar mensajes a velocidades divinas, divisar lo invisible y percibir lo remoto, oír hablar a los muertos, anegarse en salutíferos sueños milagrosos, ver con ojos vivos el aspecto que tendremos después de muertos, descubrir en noches resplandecientes mil cosas de encima y de abajo de este mundo que antes nadie conocía; si luz, calor, fuerza, placer, comodidad son los sueños primordiales del hombre, en tal caso las investigaciones actuales no solamente son ciencia, sino también una magia, un rito de poderosísima fuerza sentimental e intelectual que induce a Dios a doblar el uno sobre el otro los pliegues de su manto, una religión cuya dogmática está regida y basada en la dura y valiente lógica de la matemática, aguda y penetrante como la hoja de un cuchillo. Por lo demás, es indiscutible que todos esto sueños antiquísimos se realizaron, en opinión de los no matemáticos, de muy distinta manera de como lo habían imaginado al principio. El cuerno del cartero de Münchhausen era más bonito que una bocina electrónica con el sonido en conserva; las botas de siete leguas, más bonitas que un automóvil; el imperio del rey Laurin, más bonito que un túnel ferroviario, las raíces salutíferas de la mandrágora más bonitas que un telegrama ilustrado, comer el corazón de la propia madre y entender el lenguaje de las aves, más bonito que un estudio zoopsicológico sobre la expresión rítmica del gorjeo de los pájaros. Hemos conquistado la realidad y perdido el sueño".

Podemos también decir que los deseos de los humanos, sus sueños, se han realizado y se plantea la cuestión de si esa colosal realización no se transformará en una pesadilla. Al fin y al cabo, los cerebros lanzan ideas en fugaces momentos de inspiración que pueden ser geniales, agudas, ingeniosas, disparatadas o estúpidas. Si otros cerebros no les dan acogida, se pierden en el vacío como los satélites lanzados al espacio y de los que nunca más se tiene noticia. Pero si esas ideas son recibidas por otros cerebros activos, serán engendradas otras nuevas. De este fenómeno depende, tanto en la vida individual como en la colectiva, que haya más hombres interesantes o vulgares.


1. Antístenes (444-365 a. J.C.) fue discípulo de Sócrates, fundador de la escuela cínica y maestro de Diógenes. Consideraba la felicidad en la práctica de la virtud que consistía en la independencia completa respecto de las cosas exteriores: el hombre libre es el que vence sus pasiones y hasta sus necesidades. Una vez Sócrates le dijo que a través de los agujeros de su ropa veía su soberbia.


Estas líneas pertenecen a un trabajo publicado en la REVISTA CHILENA DE NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍA Volumen XIV, nº2, de 1975, y ha correspondido a las clases dictadas en la cátedra universitaria del Dr. Ballbé y a las Lecciones dictadas en el Centro de Investigaciones Filosóficas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos, donde dirije la Sección de Psiquiatría y Psicología.

jueves, 21 de febrero de 2008

Libro “El mar” – Capítulo 5

SOMOS

Sabemos tan poco, tan poco de todo. Sólo tenemos lo cercano: nuestro cuerpo, nuestro mundo, la tierra, el mar; sólo a través de ellos sabremos algo más.
Al mar lo vemos algunas veces de color azul transparente, otras de color marrón; vemos sus orillas cómo lo separan de la tierra: límites flexibles, piel que late, piel que guarda el misterio de sus profundidades ¿No es así en el hombre, la palabra, su lenguaje: piel que separa al cuerpo mudo del espíritu?
Todo un mundo es el mar. Un ser oscuro que vibra, que se retuerce como un gusano, como una serpiente; que se eleva, que cae; que muerde a la tierra, a las rocas las desmorona siempre, para luego retirase como animal herido. Una fiera salvaje que brama. Un gigante vivo comparable sólo al casco azul, a la tierra adormecida.
Lo que lo contiene al mar, lo que lo retiene, lo que lo calma, son sus orbitas invisibles que tiene que cumplir. El hombre tiene dentro de sí aquello que lo contiene también, aquello que lo calma, porque presiente lo superior.
Tanto el pasado como el futuro son presentes; están ahora aquí, no los podemos ver, sentir; sólo pensar, solo soñarlos, y así por instantes sentir la unidad, sentir que el tiempo solo es una excusa, para ver, para sentir, para desarrollar cosas; sentidos, que nos hagan ver lo que somos: Una unidad que sueña.
Nuestro sueño, lo que soñamos, es un sentido del espíritu anidado en el alma.
No podemos alcanzar las estrellas, pero construimos las naves que nos llevaran a ellas; no podemos tocar el pasado ni el futuro, pero estamos construyendo un mundo representado, un mundo hecho imagen, en donde por instantes serán soñados, serán nuestros.
Lo inmediatamente superior es una ilusión que sueña, alguien más profundo, más intenso que nosotros: la mismisidad; aquello que tendemos ser, siendo ya, estando ya presente, pero fragmentados. Uno de esos fragmentos es el mar.
Si sentimos, si presentimos que la orilla es como la piel del mar, es porque hemos copiado, hemos construido, algo similar: la palabra.
El mar se está yendo, nosotros también nos vamos retirando, dejando a la tierra al descubierto. Vemos sólo aquello que dejamos atrás; luego nos sorprendemos de lo que llevamos adentro, lo que somos.
Sin embargo, en los límites hablamos, bramamos como el mar. Carcomemos, corroemos a la roca para luego abandonarla hecha arena. En el fondo nos molestan las formas; la forma es algo que es sólo por un tiempo; nosotros queremos, buscamos lo que es siempre, y lo que es siempre es lo diminuto, aquella materia impalpable, aquella materia cerca de la nada, aquello que sólo es esencia, no presencia.
Volvemos, estamos volviendo entonces a lo elemental. Tal vez siempre lo hemos hecho. Lo que ha estado sucediendo es que por algunos instantes nos demoramos, quedamos encantados por el movimiento.
La piel del alma es el límite entre el cuerpo mudo y el espíritu. La orilla de la tierra y del mar. Momentos de calma por instantes, como en paz; otros inquietos, como si alguien tratara de unir las partes y mantenerlas separadas a la vez.
Todo el universo participa, pero solo lo cercano lo podemos ver.
Son las mareas latidos extinguidos, suspiros profundos de nostalgia, de lo que fue nuestro, y ahora ya no nos pertenece.
Entonces ayudados por hermanos bondadosos, volvemos; siendo agua evaporada, nube, recuerdos, melancolía que se eleva para ser lluvia, alegría o llanto.
Volvemos a fecundar lo que era nuestro a través de los ríos, de un mundo temporal; ríos de nuestra alma que llevan ideas, pensamientos que recorren a la ignorancia inmóvil, recreando así, nuevamente el jardín olvidado.
Somos sólo una imagen en donde el recuerdo vive. Es amor aquello que no podemos olvidar, fue nuestro, sigue siendo nuestro, aún en el olvido, o en el aturdimiento, que es lo mismo.
Es entonces nuestra memoria sólo una ventana, una ventanita por donde miramos los mundos, pero que aún no los podemos ver y contemplar con claridad, porque lo demás participa como bruma, como niebla, protegiendo al pequeño gladiador que dice: pienso luego existo.
¡Ay las galerías del alma! ¡Las profundidades del mar cubiertas por la niebla de astros amigos y bondadosos! Todo ello tan lejos y tan cerca a la vez..
El foco de nuestra visión es el presente, es el yo, es la conciencia; todos ellos definidos, casi precisos, pero sólo para permanecer un cierto tiempo, hasta consumir la batería que no tiene posibilidad de cargarse, de recargarse nueva - mente.
Sólo están esos instantes de plenitud en los que contemplamos lo que presentimos, lo que somos; después la huella, el rastro de aquello grandioso: la presencia, nuestro rostro, nuestra mente, nuestra alma, nuestro espíritu.
Solo tenemos sentidos para la parte, para esa parte de la que está hecho el mundo; esa cúpula, ese templo en donde solemos orar, en donde solemos rezar, contemplar lo que contiene el cáliz: lo que somos.
Sólo algunas veces rozamos los labios, nos mojamos los labios, sólo para el sabor de aquello que todavía no podemos beber; no podemos contener:
Lo que somos.
Karigüe


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Gracias. Karigüe

lunes, 18 de febrero de 2008

Frases Celebres de Religion

1.- Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado. (Lucano)

2.- Preciso es encontrar lo infinitamente grande en lo infinitamente pequeño, para sentir la presencia de Dios. (Pitágoras)

3.- Dios es el único ser que para reinar no tuvo ni siquiera necesidad de existir. (Baudelaire)

4.- El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir. (Einstein)

5.- El hombre es un dios cuando sueña; un pordiosero cuando reflexiona. (Hölderin)

6.- No hay fin, sólo existe el camino, la evolución no se termina nunca, se transforma a la imagen del ser que la vive. (Doshu Nanbu)

7.- Mayor es peligro cuando mayor es el temor. (Salastio)

8.- Lo indefinido es divino, pero es inmortal e imperecedero. (Amaximandro)

9.- Los perros solo ladran a quienes no conocen. (Heráclito)

10.- Es estúpido pedir a los dioses las cosas que uno no es capaz de procurase así mismo. (Epicuro)

11.- Dios quiere que no hagas nada en la vida que te dé miedo si llega a describirlo el prójimo. (Epicuro)

12.- Todo es animado y todo esta lleno de dioses. (Tales)

13.- Las religiones se pierden como los hombres. (Franz Kafka)

14.- No hay nada, sin duda, que calme el espíritu tanto como el ron y la verdadera religión. (Lord Byron)

15.- Nuestra religión es simple: no existen templos ni complicadas filosofías. (Dalai Lama)

16. Aunque haya religiones diferentes, debido a distintas culturas, lo importante es que todas coincidan en su objetivo principal: ser buena persona y ayudar a los demás. (Dalai Lama)

17.- Que la religión pueda ser usada como un instrumento para crear divisiones y provocar más pelea, es un hecho muy infortunado. (Dalai Lama)

18.- Aquello que miramos y no podemos ver es lo simple. (Lao Tse)


Las Frases Célebres de Religión o Citas Célebres de Religión fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Religión y Citas de Religión)

domingo, 17 de febrero de 2008

Frases Celebres de Literatura

1.- La calidad literaria es inversamente proporcional al número de lectores. (Juan Benet)

2.- Simplemente, no sobrestimar lo que he escrito; de otro modo se me volvería inalcanzable lo que aún espero escribir. (Franz Kafka)

3.- Sencillo es todo lo verdaderamente grande. (Honoré de Balzac)

4.- Un libro hermoso es una victoria ganada en todos los campos de batalla del pensamiento humano. (Honoré de Balzac)

5.- No hay que escribir sino en el momento en que cada vez que mojas la pluma en la tinta, un jirón de tu carne queda en el tintero. (León Tolstoi)

6.- El hueco que la obra genial ha producido a nuestro alrededor es un buen lugar para encender nuestra pequeña luz. De allí la inspiración que irradian los genios, la inspiración universal que no sólo nos impulsa a la imitación. (Franz Kafka)

7.- Con las piedras que con duro intento los críticos te lanzan, bien puedes erigirte un monumento. (Kant)

8.- Desprecia la literatura en la que los autores delatan todas sus intimidades y las de sus amigos. La persona que pierde su intimidad, lo pierde todo. (Milan Kundera)

9.- He buscado en todas partes el sosiego y no lo he encontrado sino sentado en un rincón, apartado con un libro en las manos. (Santayana)

10.- Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre. El fuego, la humedad, los animales, el tiempo y su propio contenido. (P. Valery)

11.- En la tragedia solo conmueve lo verosímil. (Racime)

12.- Cualquier cosa que se quiera decir sólo hay una palabra para expresarla, un verbo para animarla y un adjetivo para calificarla. (Maupassant)

13.- Las sentencias cortas se derivan de una gran experiencia. (Miguel de Cervantes y Saavedra)


Las Frases Célebres de Literatura o Citas Célebres de Literatura fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Literatura y Citas de Literatura)

Poema - El Amor

Ama, ríe
y hasta bebe,
pero no dejes de amar,
de construir una morada
para él;

solo así, de esa bandada
de palomas de alas blancas,

una de ellas se posará
en tu corazón.

Tú, ábrele los cielos
y entrégale los mares
enardecidos por su llegada;

solo así, después
ella construirá
el nido.

Si, si,
no te equivoques,
ni tú ni ella son el amor.

¡El amor es el nido!

Karigüe

sábado, 16 de febrero de 2008

Libro “El silencio” – Capítulo 4

LA IDEA

¿Debido a qué y por qué, tanta dedicación, tanta atención, a las cosas del espíritu; a esas cuestiones que están ahí, adentro y afuera de nosotros; a las que debemos decir además: nuestra obra?
Imaginamos, pensamos, escribimos, no de algo extraño, sino de algo que está nosotros, que hemos sido capaces de crear, de formar.
Cuando intentamos conocer al mundo, al universo, lo que hacemos es solo tomar otro camino para conocer lo que somos. .
Conocer lo que estamos siendo; pero no tenemos un punto de referencia desde el cual vernos, desde el cual podernos hacer una descripción real.
Hagamos un ejercicio simple. Supongamos que una persona no sabe nada de sí, salvo que ha nacido, que es la herencia de sus padres, de su educación, de sus características; pero herencia al fin; que además quiere vivir, ser feliz, disfrutar de ésta vida, de estar vivo y con una salud adecuada.
Si a esta persona se le da por averiguar quién es él, es decir hacerse el planteo milenario que se está haciendo desde siempre, el mono que mide, lo primero que le viene a la mente es todo lo que hasta ahora le ha pasado en su vida: sus padres, su niñez, su adolescencia, su juventud; y encontrará una gama variada de cosas, ya que por más aislados que vivamos, si no nos pasan cosas, las hacemos pasar aunque sea por nuestra mente, por la imaginación o simplemente como pensamiento.
Luego recordará lo que le contaron sus padres, sus abuelos, familiares, amigos, profesores. Cosas que sucedieron y que están en el recuerdo y que además de una manera u otra influyeron y aun influyen en su vida: La Historia..
Luego por un momento se detiene y se pregunta: ¿quien soy? ¿Quién es la persona que vive con todo esto?.
Le llegó ese momento tan especial en el ser humano, en el cual se pide así mismo una opinión.
Todo es bonito o feo, durante toda su vida se ha enfrentado a situaciones en las cuales tuvo que tomar una decisión: ¿voy para allá?, ¿estudio Ingeniería, química o simplemente trabajo?, ¿me caso o no?, ¿a dónde vivo?, ¿en dónde paso mis vacaciones?, ¿a dónde envío a mis hijos a estudiar?, ¿en qué colegio?, etc. etc.. Pero ahora se pide una opinión de si mismo.
Aquí es donde se le complican las cosas, no puede recurrir ni a un sacerdote, ni a un psicoanalista, ni a un historiador, ni menos a un filósofo, porque la pregunta nadie mas que él la puede contestar.
Nosotros, espectadores desde lejos, podemos decir que a nuestro observado, su “yo” le pregunta a su conciencia.
Una cosa extraordinaria, aunque aparentemente pareciera simple, es que no importa sí él cree en los santos dioses o en evolución Darwiniana, que en ultimo caso es lo mismo.
Hagamos un poco de historia. El hombre temió al fuego y creyó en lo superior. El macho de la manada era lo temido, era el jefe al cual había que obedecer, pero como todo ser humano de una u otra forma siempre termina por ser injusto; el mono que mide dejo de creer en él.
Tuvo que apelar a otros grados y tipos de caminos, de creencia. Lentamente fue buscando, elevándose, hasta llegar a lo que dijo Parménides: hay un ser único; y que el no ser no debería existir, sí existe el ser.
Luego, con nuestras técnicas, nuestras ciencias, fuimos relacionando las cosas, hilando las materiales con las no materiales y logramos lo que hasta ahora tenemos: un conjunto de conjeturas que de una manera u otra se cumplen, es decir hemos descubierto, visto y analizado algunas leyes de la naturaleza, del universo, y con ellas hemos podido hacer un modelo de lo que aparente somos; un sistema compuesto de diversas teorías, las cuales algunas se oponen, otras se contradicen y sólo unas pocas coinciden; pero eso es lo que hasta ahora hemos podido saber de nosotros, que somos una conjetura haciéndose.
Hasta aquí iría bien con nuestro personaje a no ser por que se está pidiendo una opinión, pero de él mismo, no del hombre.
Lo que diría: yo quiero, yo siento, yo amo, yo deseo, etc., etc., una seria de sentimientos, pensamientos y afecciones.
Pero como dijimos anteriormente, necesitamos tener un punto desde donde nos podamos mirar, contemplar, y porque no describir, y en ese describirse, decirse.
Ahora busquemos un punto de referencia. El cuerpo mudo se está formando v creándose así mismo, por el ánimo que lo habita. Una de sus creaciones es la mente, la cual con sus pensamientos ha ido creando ideas, imágenes referenciales a las cuales asirse, que luego las convierte en dogma, normas, leyes, teorías, ciencias.
Mientras la vida pasa por nosotros, es decir estamos; la mente al mismo tiempo imagina cosas, dioses, crea la ética, las leyes, como para contenerse, darse morada, morada que sea además agradable. La mente de esta manera canaliza al río de la vida.
Lo interesante es el regadío. Hemos abierto acequias para desviar agua del río y llevarla al desierto; a ese conglomerado de huesos petrificados hecho polvo; pero a la vez en el medio del río hemos creado un cachalote, luego una isla.
De un lado la vida; por el otro lo que ella deja a su paso en nosotros: lo almacenado, el alma como desierto, como isla, regada por el agua del río, por el ánimo del espíritu.
Bueno, he aquí lo interesante: la opinión, fruto brotado del cultivo, lo que hemos sembrado allí y ahora está crecido nos da sombra, frescura, y porque no, calma nuestra hambre.
Primero fue el hambre del cuerpo mudo, luego el hambre del alma, por último el hambre del espíritu. A esto último le hemos llamado la opinión.
Una opinión es algo más que una idea, un pensamiento, un sentimiento; todos estos últimos nos habitan desde hace mucho tiempo, son como la fauna que ha crecido, que se ha formando, como almacenamiento, como destilación, a través del tiempo. Pero una opinión es vernos, es habernos elevado de nosotros mismo; más aún es habernos desprendido, como lo hizo la Luna de la tierra. Nosotros nos desprendimos del cuerpo mudo, de la naturaleza, de la evolución de la naturaleza del universo, para ser mundo.
Somos ya una serie de capas, de cortezas apiladas sobre una base. Una base suspendida, elevada por una fuerza de gravedad pero inversa, una fuerza que expulsa. Suspendidos además estamos sobre el agujero negro desde donde somos, y desde allí el cuerpo, el alma, y por último el espíritu.
Ahora ya no sólo está nuestro espíritu, sino el espíritu del mundo también, como consecuencia natural de lo anterior. No estamos hablando aquí de la evolución de la naturaleza y menos aún de la vida, sino de una evolución superior que engloba a los seres vivos, a la materia, a la energía y a las demás cosas inertes también.
El espíritu del mundo como máxima elevación de la vida, del universo, de los universos.
He aquí donde estamos; desde aquí podemos vernos con los anteojos de nuestras ciencias, con los ojos naturales de la inteligencia, de la sabiduría y con todos los sentidos del cuerpo, pero ahora perteneciente a un ser superior que nos contiene: el mundo.
Decíamos, la Luna como ojo que ve a la tierra. Ahora decimos espíritu, decimos yo, conciencia. Parte que pertenece al cuerpo mudo, pero que a la vez y sólo por momentos, permanece desprendida para ver; como un ojo que ve, que describe lo que el hombre está llegando a ser.
Lo interesante es que este ojo es parte a la vez. Así como en algún momento nos dividimos para dejar de ser hermafroditas; hoy, estamos logrando desprender al espíritu y ser dos.
De esta separación, como cuando se enciende, se ilumina un arco eléctrico se está creándose la idea, como lazo, como unión, como sinapsis de lo que aparentemente está ya separado: La Naturaleza y El Espíritu.

Karigüe

Libro “El mar” – Capítulo 4

ALGO SE VA, SIEMPRE

Hay momentos en que el mar se calma, parece quieto, como un pozo de agua.
Por lo general el agua permanece quieta en depósitos pequeños, sin olas; pero a medida que esos depósitos son más grandes, se crean movimientos, se crean corrientes. Hay una relación directa entre la formación del viento y la superficie del agua, una relación estrecha a través de los cambios de temperatura y de presión, producidos por los rayos del sol sobre el agua.
Es el calor que se produce en el sol, el que llega. Él es una fuente de vida; es como un espíritu que cambia, que agita a las aguas de los mares, de los ríos, de los lagos, de las lagunas.
El agua está, el calor llega y la evapora, y así el aire incrementa en peso. Hay presión, hay una fuerza resultante que va desde lo pesado a lo más liviano.
Entonces el aire se agita y sé mueve, comienza a estremecerse como un gigante dormido; otra vida nueva, una vida recién brotada como si fuera desde la nada.
Vida que acaricia la piel del mar; la ondula, la estira, hasta romper su continuidad; entonces sí la ola que choca contra la arena, contra las rocas, como queriendo desprenderse, salirse de su cuenca, de su cause.
Se despierta así el mar.
Las nubes -esas concentraciones pesadas- son brazos extendidos del mar, queriendo apoderarse del aire, para así avanzar un paso más en el camino a su libertad. Pero la tierra se lo impide con la potencia de un brazo más poderoso aun: la fuerza de su gravedad.
Ahora sí, las nubes ya en sus órbitas permitidas, comienzan a moverse, comienzan a tomar formas caprichosas. Todas las formas posibles de ser imaginadas por el hombre..
He aquí uno de los más grandes espectáculos en nuestro cielo.
El viento y la vida son hijos del sol, de la tierra y del agua. Son los anillos, los eslabones que unen a los demás...
Tales fue el que concibió como elemento primero al agua. Esiodo a la tierra, Eráclito al fuego y Empédocles al aire.
Tendríamos que volverlos a pensar desde ésta otra visión: visión en donde las relaciones son naturales, una consecuencia de la otra. Relaciones como eslabones de una cadena que no tiene comienzo ni final.
En todo momento los vemos en movimiento. Los elementos primeros y sus fenómenos se convierten en viento, en vida. No podemos clasificarlos a todos con la tabla de Mendeleyev; no podemos considerarlos como materia, energía, átomos, electrones, quartz, fotones.
Tenemos que volver a considerándolos seres. Seres que juegan, que se relaciona, que luchan, que se atraen, que se rozan, que se rechazan. El movimiento, la relación, la transformación, es lo que debemos tratar de ver, de comprender nuevamente.
Para comenzar, veamos que no hay elemento más sutil, más puro, más activo, que el viento. Él es brisa, es huracán, es tormenta. Cuando es tormenta quiere desprenderse del agua intrusa, del agua que se cuelga de su propio seno, de su propio vientre; pero él como un caballo que relincha brioso, corre y en ese correr es en donde cae el agua, que huye al no poder ocupar su lugar.
Cuando desde lo lejos se divisa venir un tormenta, se la ve como si fuera un trompo que gira arrasando a toda cosa que se encuentra a su paso. Las eleva, las arranca, para luego hacerlas caer; ello es solo su demostración, demostración de su poder frente al agua. Lo primero que ocurre antes de ser ella misma, es la formación nubes. Nubes incapaces de tomarse del seno de los cielos, en donde mora el aire. Luego ellas arremeten como jauría de animales salvajes, galopando en el campo de batalla; van, vienen, se elevan, caen, chocan. Es el caos.
Solo así se ve como abre su camino el rayo. Este juez y soberano de todo movimiento, de toda elevación y caída. Él nuevamente ejerce su poder, toma el mando y ordena el estremecimiento final; la caída, la huida, de un lugar que no le pertenece al agua.
Frente a este escenario, frente a esta tragedia, el mar se agita, quiere participar con sus grandes olas. Pero a él solo le está permitido el Istmo, la ola. Las olas sólo son intentos fallidos, intentos fallido de un casi eterno deseo de huir allí a donde y desde dónde el agua vino.
El mar sólo un trampolín, la ola el limite, la nube su sueño derramado.
Pero ya hay algo de lo que estamos seguros, no solo por nuestras ciencias, sino por nuestra propia observación y deducción: el agua está logrando huir.
Algo de lo que la nube fue, se desprendió definitivamente, partió hacia el éter.
Cada vez hay menos agua sobre la tierra, podemos ahora encontrar un pez petrificado a cuatro mil metros de altura del mar.
Algo de agua logra huir cada vez que una nube se eleva a los cielos.

Karigüe

viernes, 15 de febrero de 2008

Pensamientos Celebres - Johann W. Goethe

Del libro:

“Conversaciones de Goethe con Eckermann.”

Me represento la tierra con su círculo de vapores con un gran ser vivo que aspira y respira eternamente. Si la tierra aspira, atrae hacia sí el círculo de vapores que se acerca a su superficie y se adensa en nubes y lluvia. Llamo a este estado la afirmación acuosa; si durara más allá del tiempo reglamentario, anegaría la tierra. Pero ésta no lo permite; vuelve a respirar y envía hacia arriba los vapores de agua que se expanden por todos los espacios de la atmósfera alta adelgazándose hasta tal punto que no sólo el resplandor del sol los atraviesa, sino que la eterna noche del espacio infinito, vista a través de ellos, se colorea de un brillante tono azul. Llamo a ese segundo estado de la atmósfera la negación acuosa. En el estado de negación acuosa no sólo no llega desde arriba ninguna humedad, sino que además la humedad de la tierra desaparece en el aire, de modo que si este estado se prolongara más allá del tiempo reglamentario, incluso sin sol, la tierra correría el riesgo de secarse y endurecerse por dentro.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Poemas Celebres - Czeslaw Milosz

HONESTA DESCRIPCIÓN DE MÍ MISMO

Tomándome un whisky en un aeropuerto,
digamos que en Mineápolis

Mis oídos captan cada vez menos las conversaciones,
mis ojos se debilitan, pero siguen siendo insaciables.

Veo sus piernas en minifalda, en pantalones o envueltas
en telas ligeras.

A cada una la observo por separado, sus traseros y
sus muslos, pensativo, arrullado por sueños porno.

Viejo verde, ya sería tiempo de que te fueras a la tumba
en lugar de entretenerte con juegos y diversiones de jóvenes.

No es verdad, hago solamente lo que siempre he hecho,
ordenando las escenas de esta tierra bajo el dictado
de la imaginación erótica.

No deseo a esas criaturas en particular, lo deseo todo,
y ellas son como el signo de una relación extática.

No es mi culpa que así estemos constituidos: la mitad
de contemplación desinteresada y la mitad de apetito.

Si después de morir me voy al cielo, tendrá que ser
como aquí, sólo que liberado de estos torpes sentidos,
de estos pesados huesos.

Transformado en mirar puro, seguiré devorando las
proporciones del cuerpo humano, el color de los lirios,
esa calle parisina en un amanecer de junio, y toda la
extraordinaria, inconcebible multiplicidad de las cosas visibles.

Poesia - Ave

I
Música y palabras
se unen en el canto.
Pero cuando se posan
en el estado del ángel
-poesía-

Vuelven en el canto
aprehendido
entre las alas

II
Poeta ave migratoria.
Perdido está
cuando vuelve al mundo del tiempo.
Como alguien que conoció el horizonte del mar
y camina por la orilla.

III
Vive con grilletes
en el molino donde se trituran los días.
Habita lejos
de la sofocante niebla que levantan
caballos de Atila a su paso.

Melancólico
de mirada atenta aparentando huída.

No resiste el fuego sagrado del ángel
cuando se posa en su corazón.

Karigüe

Poesia - Custodio

Alrededor de ese centro vacío,
que el cáliz
que es tu cuerpo,
contiene.

(¡Que baile el mundo
en su loca ronda
de ciencia y de razón!,
solo remolino)

Mientras el Poeta,
brujo,
sacerdote,
custodio.

Calla
en medio del ruido.
Se inclina,
reza,
tiembla;
y de ese temblor...
escribe.

Karigüe

martes, 12 de febrero de 2008

Frases Celebres - El amor (segunda parte)

1.- Purifica tu corazón antes que el amor se asiente en él, ya que la miel más dulce se agria en un vaso sucio. (Pitágoras)

2.- Solo a fuerza de favores se conquista a los espíritus mezquinos. A los corazones generosos se los gana en afecto. (Jenofonte)

3.- Tu visión se aclarara solo cuando mires dentro de tu corazón. Quien mira afuera sueña. Quien mira dentro esta consciente. (Jung)

4.- Vaciando la bolsa se llena el corazón. (Víctor Hugo)

5.- - El amor por la fuerza nada vale, la fuerza sin amor es energía gastada en vano. (Einstein)

6.- Al contacto del amor todo mundo se vuelven poetas. (Platón)

7.- Allí en donde hay amor hay vida. (Gandhi)

8. Amar es alegrarse con la alegría de los demás. (Leibnitz)

9.- Amar es nada, ser amado poco; pero amar y ser amado es todo.

10.- Busca amor con amor. (Steimberg)

11.- Cuando uno es joven los pensamientos se vuelven amor, con la edad el amor se vuelve pensamientos. (Einstein)

12.- Cuando la duda comienza termina el amor. (Kolping)

13.- El amor es el arquitecto del universo. (Hesiodo)

14.- El amor es la necesidad de salir de uno mismo. (Baudelaire)

15.- El amor es la poesía de los sentidos. (Balzac)



Las Frases Célebres de Amor o Citas Célebres de Amor fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Amor y Citas de Amor) - Poemas para San Valentin

Análisis Celebres - Octavio Paz

Octavio Paz de su Libro “La otra voz”

El occidente cristiano introduce una doble y gran novedad. El poema extenso de la Antigüedad Grecorromana – ya sea épico, filosófico o religioso – es siempre objetivo y en él no aparece el autor. Virgilio nos relata los trabajos y los amores de Eneas, Parménides no dice lo que es el ser y lo que es el no ser, Hesiodo no cuenta las cuatro edades de la tierra. En todos estos poemas no se rompe la objetividad del relato ni el tema del canto es la persona del poeta. En la poesía cristiana aparece un elemento nuevo: el poeta mismo como héroe. La Divina Comedia es un poema en donde se reúnen todos los géneros anteriores – épicos, míticos y filosóficos – y en el que se cuenta una historia. El tema del poema no es el regreso de Ulises a Itaca o las aventuras de Eneas: relata el viaje de un hombre al otro mundo. Ese hombre no es un héroe como Gilgamesh, sino un pecador – y más: ese pecador es el poeta mismo, el florentino Dante. El poema antiguo era impersonal; con Dante aparece el yo.


Octavio Paz, Méjico (1914-1998)

lunes, 11 de febrero de 2008

Frases Celebres - El alma

1.- El alma tiene ilusiones, como el pájaro alas. Eso es lo que la sostiene. (Víctor Hugo)

2.- Engrandecerás a tu pueblo no elevando los tejados de sus viviendas, sino las almas de sus habitantes. (Epicteto)

3.- Lo que está delante de nosotros y lo que está detrás es poco importante comparado con lo que reside en nuestro interior. (Oliver Wendell Colmes)

4.- Ante todo es menester cuidar el Alma, si quieres que la cabeza y el resto del cuerpo funcionen correctamente. (Platon)

5.- El Alma es un vaso que solo se llena con eternidad. (Amado Nervo)

6.- El Alma desordenada lleva en su culpa la pena. (San Agustín)

7.- El Alma no tendría arco iris si los ojos no tuvieran lágrimas. (Vance)

8.- El cuerpo es el instrumento del Alma. (Aristóteles)

9.- El hombre superior ama su Alma, el inferior su propiedad. (Lin yutang)

10.- El que no lleva la belleza dentro del Alma no la encontrara en ninguna parte. (Clarasó)

11.- En cualquier dirección que recorras el Alma nunca tropezaras con sus límites. (Sócrates)

12.- Grandes Almas siempre se han encontrado con mentes mediocres . (Einstein)

13.- La alegría del alma forman los bellos días de la vida. (Sócrates)

14.- Las grandes almas son como las nubes, recogen para luego verter. (Kalidaza)

15. Las lágrimas son la sangre del alma. (San Agustín)


Las Frases Célebres del Alma o Citas Célebres del Alma fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Alma y Citas de Alma )

viernes, 8 de febrero de 2008

Frases Celebres - El espíritu

1.- Tranquilizar el espíritu es la mejor manera de curar el cuerpo. (Napoleón Bonaparte)

2.- Todo recuerdo es melancólico, y toda esperanza, alegre. (Novalis)

3.- La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte halles algo que aprender. (Leonardo Da Vinci)

4.- El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos. (Salvador Dalí)

5.- La belleza artística no consiste en representar una cosa bella, sino en la bella representación de una cosa. (Inmanuel Kant)

6.- La barca y la orilla dialogan a lo largo del día. (Shiki Masaoka)

7.- El ave canta aunque la rama cruja, porque conoce lo que son sus alas. (Chocano)

8.- No es libre el que se ríe de sus cadenas. (Gotthold Ephraim Lessing)

9.- La resistencia de una cadena se mide por su eslabón más débil. (De Balaguer)

10.- He aprendido a caminar; desde entonces me dejo correr. (Nietzsche)

11.- El efecto de toda civilización llevada al extremo es la sustitución del espíritu por la materia y de la idea por la cosa. (Teófilo Gautier)

12.- Simplemente, no sobrestimar lo que he escrito; de otro modo se me volvería inalcanzable lo que aún espero escribir. (Franz Kafka)

13.-La pura lógica es la ruina del espíritu. (Antoine De Saint Exupery)

14.- El secreto de la genialidad es el de conservar el espíritu del niño hasta la vejez, lo cual quiere decir nunca perder el entusiasmo. (Aldous Huxley)

15.- El hueco que la obra genial ha producido a nuestro alrededor es un buen lugar para encender nuestra pequeña luz. De allí la inspiración que irradian los genios, la inspiración universal que no sólo nos impulsa a la imitación. (Franz Kafka)

16.- Todo lo verdaderamente grande pertenece a la humanidad entera. (Emil Ludwig)

17.- Piensa, cree, sueña y atrévete. (Walt Disney)

18.- Cuando no se puede lograr lo que se quiere, mejor cambiar de actitud. (Terencio)

19.- Eternidades tiernas. (Nietzsche)

20.- La esencia de la vida espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás. (Dalai Lama)

21.- El verdadero enemigo te transmite un valor sin límites. (Franz Kafka)

22.- El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos caminos sino en tener nuevos ojos. (Marcel Proust)

23.- Las excelsas, las más variadas y duraderas alegrías son las espirituales. (Shopenhauer)

24.- Hay espíritus que enturbian sus aguas para hacerlas parecer profundas. (Nietzsche)

25.- Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie. (Emily Dickinson)

26.- La pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano. (Voltaire)

27.- Por muy lejos que el espíritu vaya, nunca irá más lejos que el corazón. (Confucio)

28.- Un verdadero espíritu de rebeldía es aquel que busca la felicidad en esta vida. (Henrik Visen)


Las Frases Célebres del Espíritu o Citas Célebres del Espíritu fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Espíritu y Citas de Espíritu)

Libro “El mar” – Capítulo 3

MUNDO

El solo contemplar las olas, el contemplar ese constante bramar sobre las rocas, sobre las playas abierta, es un inmenso placer.
Los poetas al mar lo comparan con el alma. Como si dentro de nosotros estuviera atrapado algo, algo que se asemeja al mar; algo que no puede salir, no puede dejar esa morada.
El espíritu del mar y la vida, tienen algo en común; el espíritu del hombre también.
Si el agua estuviera detenida, sería un elemento más del universo, pero su misma naturaleza, su posibilidad de cambio de estado, su adaptabilidad, su maleabilidad como para adaptarse a las formas, la hacen ideal para el movimiento, para trasladarse, para llevar cosas a otros elementos que en sí no pueden moverse, no pueden adaptarse.
Todo eso pensando a medida que rozaba su mano. Sentía esa sensación tan agradable que es cuando se tiene a la persona amada al lado de uno. Podía comentarle aquellos extraños pensamientos de la movilidad del agua. Podía hablar con ella, podía compartir los pensamientos, los sentimientos, las percepciones. La presencia de ella era como las alas de lo que pensaba.
De niño, cuando de noche escuchaba el golpeteo de las olas sobre la playa, podía hasta calcular los tiempos. Parecen constantes para aquel que no se pone a escucharlas atentamente. Pensaba que si el mar trataba de decir algo, no podía ser que a lo largo de miles de kilómetros nadie lo escuchara, nadie lo entendiera.
Es agua atrapada, es agua que quiere evaporarse, elevarse de sí. Ser llevada como corrientes por la Antártica, por el Caribe, por los Océanos más profundos; y así ser libre como un simple animal, un animal salvaje. Sin embargo, el inmenso mar brama, ruge aún cuando no tiene con quien luchar.
Lo escuchamos, lo vemos como enloquece durante las tormentas, en los tornados ¡Cómo se eleva de sí, arrastrando cuanto ser viviente ó cosas (para él es lo mismos) encuentra a su paso. Sólo confía en su fuerza, en su poder. Tiene que, de vez en cuando, demostrar ese poder, que con frecuencia olvidamos.
Luego uno ve las playas del caribe, esos inmensos pañuelos extendidos. Los dos, el mar y los de la arena parecieran estar de acuerdo, como en un estado de reposo.
Pero es así como es el carácter de las personas, hay momentos de ira, de destrucción. Así después nacen y brotan los Huracanes; aquellos que arrasan, que abrazan lo que consideran suyo, luego se vuelven a dormir.
Cuando siento la ira, la cólera de que algo no es o no ha salido de acuerdo a lo planeado, a lo soñado, es el espíritu el que se abalanza sobre las cosas queriéndolas cambiar, destruir; pero tenemos pocas fuerzas, nuestro animo por lo general se diluye rápidamente, como el del Huracán.
El alma del hombre, ¿brotó como recinto, o se fue formando como recinto a medida que las cosas llegaban, necesitando lugar, morada? Esto no lo sabemos.
Lo que podemos imaginar y a la vez presentir, es que todo cuanto existe dentro de nuestro ser, de nuestro cuerpo, de nuestra alma, ha llegado desde afuera de nosotros. Más aún, se ha posado, se ha depositado como metáfora, como imagen capturada, reflejada.
Luego allí en nuestra alma, en nuestro cerebro, esas imágenes físicamente se depositaron en las neuronas. Esas células que tienen la habilidad, la capacidad de relacionarse con otras a través de ramificaciones llamadas sinapsis.
Podemos llegar hasta allí, más allá es ya otro tema. Bueno, esas sinapsis se fueron componiendo como enramadas, como tejidos, relaciones; eran y son relaciones. Físicamente se convirtieron en luz, como cuando brota un rayo o como cuando del agua de un dique brota energía eléctrica empleando una máquina. Todo esto no nos debe de sorprender.
Esta luz, es una suma de luces, una constelación de luces que ilumina un recinto invisible, hermético. Como un cielo invertido, como un casco que no deja salir ni penetrar otras cosas que no sea ésta luz, ésta constelación de luces. Bueno, esa es nuestra mente.
La materia, ¿se volvió invisible? Invisible solo para el hombre que mide. No hay duda qué es energía y un tipo especial de materia que todavía no la podemos pesar, ni menos medir; solo comparar.
¿Qué sería de nuestro mundo, de nuestro planeta, sino hubiera atmósfera, si no existiera el aire? Esa masa que transforma los rayos del sol en luz. ¿Qué sería de nuestra mente si no hubiera razón, entendimiento, orden, organismos vivos como los genes que amortiguan, que transforman la energía pura que nuestro cuerpo emana en idea, en pensamiento, en conciencia, en razón, en amor, en odio, en temor, etc.?
Todo un mundo nuevo brotó dentro de nuestro cerebro, dentro de ese cielo invertido que ya no deja escapar a la sangre.
Allí, en nuestro cerebro, en donde el agua hecha sangre, hecha líquido encéfalo raquídeo, no puede escapar. No puede volver al universo abierto, desde donde vino. Pero ahora esa parte (nuestra de vida) de agua, golpea como las olas del mar contra este casco. Contra ese caparazón que no permite que la vida se vaya, que el agua del cuerpo, del cerebro, huya.
Así como brotó en la tierra la naturaleza y aun el hombre; también ahora, del cerebro del hombre, de esa constelación de cerebros de la cual está constituida la humanidad, brota mundo. Un mundo de ideas, de sentimientos, de pensamientos, de amor, de odio, de fulgor, de pasión. Un mundo nuevo, una naturaleza nueva ha brotado desde nosotros
Somos solo el capullo desde donde está brotando el gusano, la nueva mariposa, que surcara los cielos del universo.

Karigüe

Libro “El silencio” – Capítulo 3

VIVO AÚN

¡AY, las olas con las que la vida nos despierta y a veces nos estrella contra las rocas, contra esos muros de oscuridad y silencio que nos rodean!
Sin embargo está la sonrisa, la alegría cuando las cosas salen bien, cuando son naturales, sencillas, simples; como lo es una flor, un paisaje, un cielo puro, o un crepúsculo lleno de colores.
¡Cómo me encanta ver, contemplar, esos crepúsculos cuando el cielo está cargado de nubes, de nubes que dejan entrever la luz del sol que se esconde, que se resbala dentro de la noche, en los brazos del horizonte!
Eso colores: rojos, anaranjados, amarillos y a veces hasta blancos, parduscos, grises y hasta azules ¡Cómo no quedarse extasiado, cuando los últimos rayos del sol llegan atravesar las nubes por el entramado que ellas mismas tejen, y nos llegan como rayos de luz de un sol más intenso aún!
En mi niñez llegue a imaginar que esos rayos claros, eran la luz, los rayos de un dios o de quien emitía la fuerza, la potencia de la corona de un Rey. Me emocionaba en las iglesias, cuando acompañaba a la Mamá María, una hermana de mi padre muy católica. Iba todos los días a misa, repartía en el pueblo las florcillas de San Antonio, nunca creo haberlas leído, venían con muchas letras, por lo general diminutas para mi gusto. Era como unas siete paginas de letras negras. Ella rezaba frente al altar y me hacía rezar también a mi, no recuero lo que rezaba, pero miraba a San Antonio que tenia al niño Jesús en su brazos y era sí la aureola la que me impresionaba. He intentado recordar si aquello lo viví o lo imaginé. Lo que siento es que en mi memoria quedo gravada esa aureola de San Antonio, que cada vez que contemplo un crepúsculo con rayos de luz blanca, me recuerda aquel espectáculo que aún vive en mí.
Es la luz la que nos llega, la que despierta en nosotros lo nuevo, el amanecer, la aurora. La contemplaba aún cuando solo había claridad, luego el sol comenzaba a salir, como solíamos decir, pero en realidad comenzaba a subir, a trepar al Misti, el volcán de mi pueblo; primero con una luz intensa, para después lentamente irse apagando. Subía en el amanecer y caía en el anochecer. Dos momentos en los que me quedaba extasiado, y aun me quedo. Momentos que siempre me acompañan, y desde donde me erijo.
Luego el día en donde pasan cosas y se ven a la luz; conversamos, trabajamos, convivimos, intercambiamos bienes. A veces somos esclavos y otras no, a veces pensamos, a veces tenemos ideas, conclusiones parciales.
En la moche todos soñamos, algunos tal vez no recordamos, pero todos soñamos, queremos soñar cuando dormimos. Escombros de lo que somos, matizados con deseos, ilusiones, o simplemente esperanzas.
Pero el sueño es hermoso aún cuando sea una pesadilla, allí somos indiferentes, todos somos dioses, nos puede pasar de todo. El sueño no es la consecuencia de lo vivido solamente, sino que lo vivido abre la puerta a un mundo en donde lo que vivimos dormidos es otra vida, otro mundo, otro universo.
Deseos reprimidos tal vez; deseos de castigo; miedo al castigo, puede ser. Pero un sueño es el encuentro no con nuestra sombra ni menos con nuestra huella, sino con aquello que va adelante, que está delante de lo que somos, de lo que pensamos, inclusive lo que soñamos. Es el encuentro con el silencio.
El sonido fue, es y será lo anterior a la luz. La luz nos llega primero porque ella viaja aún por el vacío, mejor en el vacío que en las cosas. El sonido viaja por las cosas, necesita a las cosas para poderse desplazar, para poder llegar a lo otro, al otro. Necesita del universo, del mundo, para estar presente, para estar aquí.
La luz ilumina y puede dar hasta calor. Puede quemar a la materia, puede transformarla y aún como diría Heráclito: puede ser el elemento primero. Energía pura, energía que ilumina al mundo. Esa es la luz. Esa es la idea.
La oscuridad alberga al silencio. Puede existir la luz sin el sonido; puede desplazarse la luz en el silencio. La luz y el vacío son como hermanos. Habitan al universo. Pero el silencio es ausencia, el silencio está en la luz, en la oscuridad, en el movimiento.
Todos los sonidos están almacenados en nuestro cuerpo, en nuestros genes; cada uno de ellos guarda para si, lo recibido, lo ya recibido.
Pero es el eco el patrón de la medida. El mono que mide, mide con algo que compara. Lo que compara nuestro cuerpo mudo es la suma de todos lo sonidos del universo, con el sonido recién llegado, con el sonido nuevo, recibido por medio de nuestros sentidos, del sentido del oído.
Ser un animal que mide, ser un ser que mide, es ser aquel que compara el silencio como suma de todos los sonidos almacenados, con lo que escucha, con lo que oye.
El gruñido, el grito, la palabra, la poesía, son la cresta de una ola, mejor dicho de dos olas: una que surge de los tiempo infinitos, de los tiempo remotos, de aquello sin cuenta y sin medida; la otra que brotada de nuestro espíritu, de nuestra inquietud, de nuestro mundo, de aquello que estamos creando.
Es la dulzura de la armonía de una melodía la que impacta a todo nuestro ser, más aún lo construye, le da otro piso, otro pedestal.
Allí estamos parados, detenidos, extasiados. Bueno, ese éxtasis es lo que somos, es lo que es el mono que piensa, que mide.
Es entonces el silencio, el telón de fondo para que el hombre pueda ver, contemplar su verdadero rostro de mil aristas que han llegado a ser, a convertirse en puntos tan diminutos que nos hace pensar que somos compactos, continuos. Sin embargo solo somos un agregado, un conglomerado de cosas, de recuerdos, de sonidos, de figuras, de colores.
Un rostro reflejo del universo de los universos, del tiempo de los tiempos, del ánimo de los ánimos; pero, pero en construcción, es decir vivo aún.

Karigüe

jueves, 7 de febrero de 2008

Frases Celebres - La vida

1.- En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido acerca de la vida: “sigue adelante”. (Robert Frost)

2.- Hay dos maneras de difundir la luz... ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja. (Lin Yutang)

3.- El secreto de la existencia humana no solo está en vivir, sino también en saber para qué se vive. (Fedor Dostoievski)

4.- Para cambiar tu vida por fuera debes cambiar tú por dentro. En el momento en que te dispones a cambiar, es asombroso cómo el universo comienza ayudarte, y te trae lo que necesitas. (Louise Hay)

5.- Amigo mío, todas las teorías son grises; solamente está lozano el árbol dorado de la vida. (Johann W. Goethe)

6.- La esencia de la vida espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás. (Dalai Lama)

7.- No hay nada en la vida tan bello, tan grato y tan grande como las cosas misteriosas. (Chateaubrian)

8.- Nadie puede construir el puente sobre el cual hayas de pasar el río de la vida; nadie, a no ser tú. (Friedrich Nietzsche)

9.- La vida es sólo un vistazo momentáneo de las maravillas de este asombroso universo, y es triste que tantos la estén malgastando soñando con fantasías espirituales. (Carl Sagan)

10.- La vida es la niñez de nuestra inmortalidad. (Johann W. Goethe)

11.- Tus fuerzas naturales, las que están dentro de ti, serán las que curaran sus enfermedades. (Hipócrates)

12.- Los que en realidad aman la vida son aquellos que están envejeciendo. (Sófocles)

13.- La vida solo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante. (Kierkeaard)

14.- Mientras pensaba que estaba aprendiendo a vivir, he aprendido cómo morir. (Leonardo Da Vinci)

15.- Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás. (René Descartes)

16.- El que yo tenga cariño, y muchas veces demasiado cariño, a la sabiduría, obedece al hecho de que me recuerda a la vida. Tiene ella el mismo mirar, la misma risa ¿ qué culpa tengo yo de que las dos se parezcan tanto?. (Friedrich Nietzsche)

17.- Donde hay vida hay calor; donde hay calor vital hay movimiento de humores. ( Da Vinci)

18.- En ese instante sentí una horrible tristeza y, sin embargo, algo así como un brote de risa empezó a cosquillearme el alma. (Fiodor Mijailovich Dostoievski)

19.- El principal maestro de las acciones de la vida de los hombres es el infortunio. (Licurgo)

20.- Hasta en la muerte de un pajarillo interviene una providencia irresistible. (Shakespeare)

21.- No hay cosa que los humanos traten de conservar tanto, ni que administren tan mal, como su propia vida. (Cicerón)

22.- Lo esencial es invisible a los ojos de quien lo busca y visible a los ojo de quien lo vive. (Leandro Cáceres)

23.- La noche es la mitad de la vida, y la mitad mejor. (Johann W. Goethe)


Las Frases Célebres de la Vida o Citas Célebres de la Vida fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Vida y Citas de Vida)

miércoles, 6 de febrero de 2008

Poesia - Piel

La piel del hombre tiene forma.

La piel del alma es niebla
donde canta un ruiseñor.
Canto alegría del alma,
dolor del corazón.

II

El alma se expande en el mundo.

El corazón como una estrella negra
se retira, atrae, condensa,
solidifica todo lo que el espíritu
no mantiene tenso.

III

Crece en profundidad
el corazón del hombre,
abismo oscuro
al otro lado del espejo.

IV

Espíritu,
vida que se expande,
niebla sobre el espacio del tiempo,
como alma.

Amor,
sólida armonía,
como cuando se camina sobre tierra firme.

Lo demás...
Sueño melancólico,
desierto abierto,
mundo donde el beduino
ha perdido la huella.


Karigüe

martes, 5 de febrero de 2008

Frases Celebres - El inteligencia

1.- Inteligente no es el que dice lo que piensa, es el que piensa lo que dice. (Anónimo)

2. Así como el hierro se oxida por falta de uso, así también la inactividad destruye al intelecto. (Da Vinci)

3.- El conocimiento se adquiere por medio del estudio, la sabiduría por medio de la observación. (Vos Savant)

4.- El hombre de genio no se equivoca; sus errores son los umbrales del descubrimiento. (Joice)

5.- La capacidad de concentrarse en las cosas importantes, es una de las características determinantes de la inteligencia. (Séller)

6.- No hay mayor señal de ignorancia que creer imposible lo inexplicable. (Bilard)

7.- La inteligencia sin ambición es un pájaro sin alas. (Danielson)

8.- Aquel que esta en la luz nunca comprende a los que están en la sombra. (Macal)

Las Frases Célebres de la Inteligencia o Citas Célebres de la Inteligencia fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de Inteligencia y Citas de Inteligencia )

lunes, 4 de febrero de 2008

Frases Celebres - El miedo

1.- Los tímidos tienen miedo ante el peligro, los cobardes durante el mismo, los valientes después. (Richter)

2.- Para quien tiene miedo todos son ruidos. (Sófocles)

3.- El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad. (Beethoven)

4.- La verdadera comunicación se da cuando las dos partes no tienen miedo. (Blanchard)

Las Frases Célebres de Miedo o Citas Célebres de Miedo fueron especialmente seleccionadas por Karigüe para sus lectores. (Frases de miedo y Citas de miedo)